El domingo 30 de septiembre se celebró en el Hotel Me de Barcelona un evento único. Se trata del «Wine and Culinary International Forum», patrocinado por Bodegas Torres, un congreso sobre la armonía y las interacciones entre el vino y la gastronomía.
El plantel de ponentes fue un auténtico lujo: sumilleres, cocineros, bodegueros y catadores de lo más reputados del mundo: Josep Roca, Markus del Monego, Linda Milagros Violago, Jancis Robinson, Nick Lander, Víctor de la Serna, Gastón Acurio, Ferran Centelles o Alain Senderens.
Fue una jornada de lo más interesante en la que se fueron desgranando numerosas ideas sobre las claves del maridaje entre vino y cocina, desde distintos puntos de vista. Además, el público pudo degustar algunas propuestas en ambos sentidos.
Dos de los momentos más destacados fueron los almuerzos servidos por los hermanos Sergio y Javier Torres, del restaurante Dos Cielos, el domingo, y el que ofreció el Celler de Can Roca al día siguiente en Mas Rabell, una finca con viñedo propiedad de Bodegas Torres.
Ambos maridados con los vinos de esta prestigiosa empresa vitivinícola. El primero con Fransola 2011 y Gran Viña Sol 2011 -los dos Penedés-, Gran Sangre de Toro 2008 (Cataluña), Mas La Plana 2007, 2 Penedés más: Vinya La Scala Gran Reserva 2011 (De Bodega Jean Leon, también propiedad de la familia Torres) y Perpetual 2010 (Priorato).
Los hermanos Torres prepararon como aperitivos un Dunkin de frutos secos, de apariencia como los clásicos donuts pero con sabos a crema de cacahuete, Ensalada Niçoise y Nigiri de gamba. Los platos fuertes fueron una crema de tabellas (una clase de alubia fresca) con trufa; un sanpedro mar y montaña y un cabrito lechal a la brasa -para mí lo mas rico-. El postre, a cargo del cocinero Paco Pérez, fue una selva negra.
Los Roca nos deleitaron el lunes con una espectacular comida, también armonizada por vinos de la bodega (Milmanda 2008, Querol 2012 -un original invento elaborado con una nueva variedad de uva ¡atentos al descubrimiento!-, Manso de Velasco 2007, Grans Muralles 2001, Mas La Plana 1977, Nectaria 2009 y un brandy Jaime I).
El desfile de aperitivos o snack nos predispuso para el resto de la comida: aceitunas rellenas de anchoa colgando de un olivo bonsai; bombones de pomelo y campari; falsos calamares a la romana; mejillón escabechado; bombón de trufa y brioche de boletus. Todo riquísimo. Para comenzar; ensalada de higos (reconstrucción de la fruta con textura helada) con leche cuajada con la hoja de higuera; después un lenguado meunière con avellanas tostadas, limón, alcaparras y pel de leche con flores de lavanda; 4 platos de carne: cochinillo ibérico con melón y remolacha (espectacular), ventresca de cordero con menta, gotas de cabernet, majorero y comino, oca a la royal (delicadísima) con compota de fresones a la brasa, cacao y hierbas aromáticas y Parfait de paloma torcaz con pan de especias, infusión de romero, nueces al curry y cebolla caramelizada.
El postre: una Adaptación de la Botrytis. Crema de azafrán, puré de orejones, azúcar de naranja, naranja confitada, gelatina de vino, puré de ciruelas y nube gris (un algodón de azúcar de color grisáceo imitando al moho que provoca esta enfermedad de la viña).
Nuevamente pudimos comprobar por qué este restaurante está considerado como el segundo mejor del mundo.