La semana pasada fui invitada a formar parte del Jurado de la novena edición del Campeonato de Galicia de Cocineros, que se celebró en Ferrol.

Mucha gente puede pensar que es un privilegio ser jurado de un concurso gastronómico -que lo es- pero no siempre son «pros» y también en este tipo de cosas, hay que contar los «contras». Ya he vivido la experiencia de ser jurado en varios concursos. Me lo paso bomba, me encanta probar cosas nuevas, ver el nivel de los concursantes, averiguar los ingredientes con los que se hace cada plato, valorar la creatividad, la presentación y, sobre todo, el sabor de cada receta. Tiene mucho mérito presentarse a un campeonato de cocina, competir con gente de mucho nivel, cocinar con otros utensilios y otros electrodomésticos que no son los tuyos, etc.
Pero el papel del jurado no es nada fácil. Lo de probar -en este caso no fueron muchos- 8 platos de carne y otros 8 de pescado… tiene su miga. También es verdad que, con la práctica, aprendes. Yo al principio, me ponía ciega y me comía el plato casi entero. Al final, se trata de probar cada elemento, o sea, de «catarlo». Y así, te vas haciendo una idea del conjunto. También me parece importante tener nociones de cocina para saber cómo está hecha cada cosa, conocer las técnicas, saber de materias primas, etc.

Así que ¡nos pusimos manos a la obra! Probamos 8 platos elaborados con rodaballo de Pescanova (los patrocinadores mandan!) y 8 platos elaborados con presa de porco celta, un producto gallego autóctono que nos sorprendió bastante. Se notaron muchas diferencias de nivel entre unos y otros concursantes. Dos despuntaron sobre el resto. Y finalmente, de los 8 cocineros llegados de las 4 provincias de Galicia, Marco Varela Froiz, chef ejecutivo de del Hotel Palacio de Sober, en Lugo, se alzó con el primer premio. Gracias a sus dos platos: Rollito de rodaballo en dos cocciones, relleno de carabinero y provenzal de su piel y Presa de porco celta marinada a la brasa de sarmientos con pimientos de Padrón rellenos de queso San Simón. Lo cierto es que, además de que fueron dos de los platos que más me gustaron, son -junto a los de Iván Méndez, del Balneario de Mondáriz, que se clasificó en tercer lugar-, los que más se acercaron al concepto del Bocuse D’or, en cuanto a presentación.
El segundo puesto lo obtuvo Lorena Moldes, de A Tapería, en O Grove (Pontevedra).
Recuerdo que el ganador de este campeonato concursará en el Salón del Gourmet, que se celebrará en Madrid entre el 12 y el 14 de abril en el Nacional. De ahí saldrá el representante español que irá al prestigioso Bocuse D’Or que cada dos años tiene lugar en la ciudad francesa de Lyon.
NOTA: Esto sólo es el comienzo y la «esxcusa» de mi viaje a Galicia, prometo contar mi maravilloso periplo gastronómico por Costa da Morte.
Gracias a mi compañera Silvia Sádaba por prestarme las fotos.